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COMARCA VALDEJALON

COMARCA VALDEJALON

Que misterioso influjo recibe un artista para dirigir su carrera por unos u otros derroteros. En ese proceso que se llama inspiración, fenómeno irresistible y vital, se producen una serie de fenómenos que forjan su personalidad artística,  haciendolo fluctuar de manera permanente y llevándolo a destinos que posiblemente jamás hubiera sospechado. Y es que un artista, como  creador, está en un contínuo proceso de aprendizaje y evolución. Este camino  marca irremediablemente su destino, su obra global.

 

Muchos años trancurrieron desde que Alfonso Lorén hiciera su primera exposición. Por aquel entonces cuando formó el grupo CAL junto con José Manuel Martínez y José Luis López le seducía la pintura. Estuvo en esa técnica durante años. Pero si observamos con atención su pintura en aquellos tiempos pretéritos, ya se intuía que el Alfonso “pintor” realizaba sus cuadros con la sensación y la forma en sus elementos gráficos de querer huir, escapar de una superficie plana  para derivar en algo más volumétrico, más tridimensional. El fundamento de su pintura era su inquietud por experimentar con lo abstracto, después con lo figurativo, o con ambos estilos a la vez, trabajando con materiales de lo mas diverso: sal, paja, tierras… Es conveniente alertar al aficionado sobre que pasos previos se mueve el artista para lo posterior. Digamos que después de ese proceso, su obra ha sufrido una mutación para terminar en la actualidad en un horno de ceramista. Si, por que a este artista creador e investigador incansable, una sola dimensión se le quedaba corta. Cuando empezó a descubrir las posibilidades de la cerámica  se metió en el tajo de los barros, esmaltes, temperaturas, oxidaciones y  su infinito universo de posibilidades creativas. De Alfonso Lorén se puede decir que es un “pintor” en “tres dimensiones reales”. Por eso eligió la cerámica.

 

Y del origen del cuadro “plano” surgió el “cuadro escultura”en cerámica, con un estilo personal e identificativo en este artista-ceramista. Y en ese cuadro el motivo fue  cogiendo volúmen, se fue escapando hacia afuera para mostrarnos, en una enmarcación de  volumétrica cerámica sus “puertas” como fronteras de intimidad pasada, en las que busca y logra con maestría los efectos de la madera vieja, o sus “cerrojos” que sugieren misterio y curiosidad como fieles guardianes herméticos y generacionales de un pasado ancestral.  Elementos que exigen, o cuando menos solicitan, un lugar en nuestra memoria. Y sus “llamadores” se convierten en silenciosos aldabonazos hacia la atención y reflexión del espectador. Y así  infinidad de ocurrencias de este artista nacido en la Almunia, casi todas  con la inspiración genética de sus raíces. Por que decir Alfonso Lorén, es decir su tierra, sus raíces, su cultura aragonesa y su denuncia de lo que considera que atenta contra ello. Pero sin estridencias, sin fundamentalismos, sin aspavientos, con quietud y sosiego, tal y como es él. Pero no sin el  orgullo y la consciencia de asaverarlo sobre la solided cultural, rica y diversa de su tierra. Por que esa constante está en su obra y se ve a primera vista. Se siente que Alfonso  ha recorrido Aragón de punta a punta para nutrirse de esos elementos para su obra. Elementos simples pero nobles . Aquellos que etnográficamente definen a un pueblo y su cultura. Y sus “espantabrujas, cabezudos, tiasjoaquinas,duendes,capiteles…..”. Barro-Fuego es a Hierro- Madera. Esa es su relación armónica. Es su alquímia particular. Como el alquimista medieval, Alfonso Lorén tiene su propia relación armónica con el universo y con su mundo a traves del fuego. Son sus dos elementos esenciales barro-fuego para conseguir su transmutación virtual en hierro-madera. El hierro y la madera aparecen reproducidos después del proceso de cocción de una forma perfecta y fidedigna.

 

Y en ese proceso evolutivo que marca irremediablemente su obra, por fín las formas abandonan definitivamente el cuadro, para salir exentas de cualquier soporte y mostrarlas ante nuestros ojos como un nuevo ser, como un alumbramiento del mismo. Y sus motivos ocupan ya su propio volúmen, su propio lugar único e irrepetible en el espacio. Y de ahí surge una nueva forma de trabajar, pero manteniendo el “concepto” o lo que es lo mismo, su universo. Siendo fiel asi mismo Alfonso nos deleita en su caminar hacia un destino artístico lleno de nuevas y  agradables sensaciones, mensajes y efectos armoniosos. Con una sinonímia entre todo ello que hace que contemplemos su obra con placer y curiosidad por sus nuevas creaciones. Estaremos expectantes en su devenir artítico. No nos dejará indiferentes.

 

CAL

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